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James se dispone a machacar el aro del khimki en el partido de ida.
El primer tren pasa hoy
EUROLIGA | TOP 16

El primer tren pasa hoy

El Laboral Kutxa apela a su fortaleza en casa para llevarse un encuentro con aroma a Top 8 ante un Khimki peligroso pero irregular

Alfonso Azkorreta

Jueves, 10 de marzo 2016, 18:22

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El Laboral Kutxa pone esta noche sobre la mesa de apuestas muchas de sus cartas para convertir esta campaña en un ejercicio brillante. No se trata de cargar de presión al partido contra el Khimki; tampoco de edificar castillos frágiles. Pero los datos refuerzan la idea de que un triunfo ante el equipo ruso abriría la autopista hacia la eliminatoria de cuartos de final de la Euroliga, el Top 8. Y allá por septiembre eso constituía una ensoñación optimista por las oficinas del club.

Antes de darle a la literatura, hay que pasar por las matemáticas. El Baskonia suma seis victorias, una más que su perseguidor de esta noche. De ganar, dejaría dos escalones por debajo a un adversario con credenciales parecidas a las alavesas a falta de cuatro jornadas para la caída del telón del Top 16. Y si vence por más de ocho puntos (76-68 en la ida) la diferencia real sería de tres victorias; es decir, en la categoría de lo casi inalcanzable.

El triunfo reserva por tanto un tesoro, pero también llega con un sello de urgencia. Aunque los entrenadores no lo reconozcan, aquí y en Moscú, pasando por El Pireo o Barcelona, todo el mundo hace cuentas y mira más allá. Por fijar un contexto inmediato, la vista del Laboral Kutxa alcanza a las tres jornadas en las que visitará primero al CSKA de Moscú y después recibirá consecutivamente al Real Madrid y Barcelona. Si la tropa de Velimir Perasovic ocupa el segundo puesto de este terrorífico Grupo F es por sus méritos. Porque ha sido competitivo en las peores circunstancias. Pero hay que reconocer que contra adversarios de este pelo se puede ganar y perder, incluso haciendo un excelente partido. Por eso, la perspectiva de exigirse un triunfo ante un peligroso pero irregular Khimki en la olla de Zurbano resulta más halagüeño que plantearse épicas a posteriori. Y luego si al equipo le da para cocer en su caldera a huéspedes de mayor tronío, mejor.

Arsenal ofensivo

En baloncesto conviene andar de la mano de la cautela. El Khimki puede asustar menos que el CSKA, el Real Madrid u otros monstruos europeos, pero dispone de un arsenal, sobre todo ofensivo, que puede asar a cualquiera. Es el tercer máximo anotador (84,2 puntos por encuentro) y si su perímetro se enciende y suele hacerlo el rival pasa un calvario.

Más datos. A lo largo de toda la presente edición de la Euroliga, el equipo que dirige desde hace cuatro temporadas Rimas Kurtinaitis ha disputado ocho partidos fuera de casa. El balance ha sido de seis derrotas y dos triunfos, ambos en la fase preliminar, contra el Madrid cuando el equipo de Laso se hallaba posiblemente en su momento más bajo y frente al Estrasburgo. Esta carta de presentación no induce al susto, pero tampoco aporta los datos suficientes como para determinar el comportamiento del Khimki fuera de su casa. Hasta ahora no ha sido muy poderoso, pero tampoco lo contrario. Con el partido de esta noche se inicia precisamente una sucesión de encuentros a domicilio (tres seguidos y uno más en la decimocuarta jornada) con carácter decisivo y que definirán su futuro en el grupo. Es decir, que las aptitudes de los rusos lejos de Moscú se definirán para bien o para mal ahora. Hoy, por ejemplo.

El Baskonia sí puede oponer una estadística contundente en sus comparecencias caseras. En toda la temporada solo ha cedido un partido europeo en Zurbano (en la segunda jornada del Top 16 ante el Olympiacos). Ocho triunfos de nueve encuentros frente a lo más ilustre del baloncesto europeo. El público del Buesa ya ha tenido la oportunidad de lucir una sonrisilla de superioridad camino del aparcamiento. A veces, una gran sonrisa, como el pasado domingo. Son datos inequívocos de la fortaleza del Laboral Kutxa al abrigo de su "fanaticada" y que empujan a vivir el enfrentamiento contra el Khimki no con miedo sino como una oportunidad. Un tren que pasa camino de un nivel superior.

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