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Para nutrir la autoestima

Para nutrir la autoestima

El Baskonia ejecuta al Zaragoza de la mano de un Larkin exprimido hasta la cojera final

PPLL

Domingo, 26 de febrero 2017, 17:27

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No hay soluciones milagrosas ni despertares súbitos para los problemas del Baskonia. Eso sí, el cambio de escenario, desde la intensa refriega continental a la más benigna Liga ACB, siempre ayuda a levantar cabeza. El conjunto azulgrana pasó ayer del inclemente Abdi Ipekci estambulí al Príncipe Felipe de Zaragoza y, al menos, volvió a sentirse ganador. Ni poderoso ni arrollador, pero vencedor para aprovechar una jornada favorable que le permite escalar hasta el cuarto puesto en la tabla. Se deshizo el conjunto azulgrana de un Tecnyconta Zaragoza con limitaciones, todavía más acuciantes debido a la baja de última hora de un base experto como Tomás Bellas. Pero incluso un serio contratiempo de este calado no fue obstáculo para que la escuadra maña fuera capaz de mantener una incertidumbre constante en un partido en el que el Baskonia encontró un salvavidas de primer orden en la persona de Shane Larkin.

El base de Cincinnati se multiplicó en ataque desde la iniciativa individual y fue un referente imprescindible incluso cojo, ya que así actuó durante la recta final del encuentro. Una pérdida de balón de Nicolás Laprovittola propició el 84-90 y un peligroso acercamiento maño a poco más de dos minutos para el cierre. Larkin retornó al parqué a pesar de que en momentos previos había mostrado síntomas de dolor generado tras un mal apoyo en una penetración a canasta mediado el tercer cuarto. Su inmediata acción fue un salto y posterior aterrizaje en los que hubo que cruzar los dedos para que no se rompiera nada. Pierna estirada como señal palpable de no poder seguir un segundo más en pista, vuelta al banquillo y la sensación de que se había corrido un riesgo mayúsculo. Larkin sacaba la bandera blanca después de un último cuarto en el que tuvo que dejar a un lado las molestias para ejercer de reactivador azulgrana en un par de ocasiones. La épica del No hay dolor perfectamente retratada, aunque para mentes más racionales quizás su último servicio en el encuentro bordeó la temeridad.

Inestable

Shane Larkin, un jugador ubicuo y casi irreemplazable para Sito Alonso, con sus razones para tener una confianza limitada en Rafa Luz y en un inestable Nicolás Laprovittola. El estadunidense fue el brillo deslumbrante en un Baskonia un tanto gris, justo de carburante después del golpe recibido el viernes en la cancha del Anadolu Efes, pero que a menos encontró una fórmula para ganar a pesar de descoordinaciones, altibajos y situaciones individuales de todo tipo. Larkin no renegó de su condición de líder, pero también encontró apoyo en un Andrea Bargnani resolutivo en ataque o en el esfuerzo de Chase Budinger. La cuestión era sumar y el italiano y el californiano lo hicieron. La escuadra vitoriana encontró un equilibrio para lograr dibujar una estampa reconocible, borrosa en algunos jugadores pero efectiva. La cuestión ganar en Zaragoza para destensar los nervios y nutrir la autoestima antes de la llegada el próximo jueves del Emporio Armani Milán al Buesa Arena en otro examen final en la Euroliga.

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