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Anadolu Efes-Baskonia | Euroliga Jornada 13

Doctorado en la universidad de Micic

El Baskonia arranca la matrícula de honor con una enorme exhibición de cuajo, compromiso y defensa ante la gran plantilla turca

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Miércoles, 14 de diciembre 2022, 18:27

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A este Baskonia que comanda Joan Peñarroya con la avaricia deportiva por emblema hay que tomárselo muy en serio. No es que el bloque vitoriano deparase antes motivos para mirarlo con los ojos de la conmiseración. Ni mucho menos. Ya desde el comienzo de la temporada venía ofreciendo síntomas muy evidentes de haber recobrado el gen competitivo, extraviado la campaña anterior, del que presume el club en forma de eslogan. Ocurre que desde hace unas semanas el equipo alavés lima aristas y se muestra redondo. A su célebre facilidad anotadora suma ahora unas cuantas vueltas de tuerca defensivas que incitan a soñar. Los doce puntos en los que dejó al Efes durante el tercer cuarto, pura raspa de pescado para el plantillón turco, explican mejor que descollantes actuaciones individuales -que las hubo- un triunfo de enorme mérito.

Anadolu Efes

(23+23+12+20): Micic (17), Beaubois (10), Bryant (5), Polonara (3) y Pleiss (6) -cinco inicial-, Clyburn (15), Taylor (2), M'Baye (16), Zizic (4) y Dunston (-).

78

-

83

Baskonia

(21+15+28+19): Thompson (8), Howard (19), Giedraitis (11), Hommes (5) y Kotsar (6) -cinco inicial-, Raieste (-), Marinkovic (18), Sedekerskis (6), Enoch (4), Costello (6) y Kurucs (-).

  • Árbitros: Ilija Belosevic (SRB), Saso Petek (SVN), Amit Balak (ISR). Eliminaron por faltas personales a Micic (min.40). Señalaron falta técnica a Peñarroya (min.23).

  • Incidencias: Partido correspondiente a la decimotercera jornada de la Euroliga disputado en el Sinan Erdem de Estambul ante 16.000 espectadores.

Unan el poderío del adversario -bicampeón continental de los grandes pesos-, la ausencia de Henry, al temprana cuarta falta de Thompson y la enorme dificultad que entraña cualquier duelo europeo y aceptarán que el Baskonia se doctoró anoche en la cátedra donde imparte Micic sus lecciones magistrales. El cuadro alavés arrancó una auténtica matrícula de honor con el alma y los dientes, mediante el cuajo admirable y una determinación visionaria. Creer, querer y poder hasta conseguir uno de esos diplomas que colgar en el muro más noble de la casa.

Del fatalismo a la insurrección

Muchos argumentos hay que presentar para anotarse el segundo triunfo visitante en el torneo continental después de cuatro viajes baldíos. Por supuesto que el coraje, pero también aspectos inherentes al buen baloncesto y a la manera de interpretar los duelos como un asunto de honor colectivo. Imposible, si no, comprender el péndulo del 39-24 local al 58-68 visitante o la admirable personalidad con la que cerrar el duelo tras las apariciones de Clyburn para el 73-72.

Ahí, cuando los participantes divisan la pancarta de meta acostumbra el cuadro de Ergin Ataman a meter la rueda definitiva. Es el Efes un plantillón que se desenvuelve estupendamente en las distancias cortas, con el abismo debajo de las pupilas. Pero resulta que le tomó prestado el libreto este Baskonia maduro. Un robo de Thompson, una asistencia de Kotsar a la verticalidad de Giedraitis, un reverso del pívot estonio y un triple churrigueresco del capitán lituano para enfriar el misil previo de Beaubois. Sangre fría que bombeaba un corazón azulgrana efervescente.

La victoria en la primera entrega de la pasión turca tiene muchos padres con apellidos propios, pero sobre todo una apuesta gremial irrebatible. En una velada más tendente al fatalismo por el gobierno plenipotenciario del sensacional Micic hasta el descanso se requería una zancada decidida. La de la estupenda defensa vitoriana en el tercer cuarto con el soldado Sedekerskis jaleando a la tropa. Entonces comprobó el Efes, al que se le funden luces en los descansos del fenómeno serbio, que podía perder. Algo al margen de su guión previsto.

El triunfo ha de apuntarse en la columna colectiva, con Peñarroya a la cabeza por su modo de imbuir identidad y colmillo al bloque azulgrana desde el principio. Pero resultaría muy injusto no mencionar a Howard, ese escolta religioso que agita el incienso para extender la fe a todo el grupo. Mucha presencia de ánimo debe de tener para eludir la caída después de recibir cinco tapones. Y ni siquiera así logra el adversario detener su ráfaga compulsiva de triples.

Como mención especial se merece el partidazo de Marinkovic, un activo indudable esta campaña después de tantos hologramas suyos la anterior. A su amenaza fundada desde el arco de tres puntos adjunta el compromiso incuestionable que plasma en el empeño defensivo y todas aquellas labores que le encomiende el técnico. Como la de contribuir en la tarea de base circunstancial por las faltas personales de Thompson y la ausencia forzosa de Henry.

Sobrevivir al guía serbio

Nada sencilla la labor de derrotar al campeón continental cuyo cinto exhibe Micic antes de cada combate. Debería de existir una norma en la Euroliga por la que se concediera cierta ventaja de salida a los rivales del excelente base serbio para nivelar un tanto el desequilibrio. Como el sistema de hándicap en el golf, por ejemplo. Porque sobrevivir al guía del Efes tiene tela. Hasta el intermedio volvió a dictar otra cátedra de fundamentos, dominio absoluto y compendio abultado del juego. Bloqueos y continuaciones a mayor gloria de Pleiss, penetraciones en frenos y arrancadas, divisiones por la zona para liberar tiros exteriores. Una delicia verlo, un placer tenerlo y un martirio padecerlo. Pero el Baskonia se rebeló ante el genio con el carácter de su lema y los argumentos del que realmente incordia a los poderosos.

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