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Barcelona - Baskonia | Euroliga Jornada 11

La ya acostumbrada tunda continental

El Baskonia toca fondo atrás y adelante frente a una 'pasarela Gaudí' contra la que ni siquiera compitió

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Jueves, 11 de noviembre 2021, 20:35

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La excelente puesta en escena del Baskonia con Enoch de ariete a centros de Granger y Fontecchio duró lo que cantaba Sabina sobre la perdurabilidad de dos peces de hielo en un 'whisky on the rocks'. 2-6 y paren ustedes de contar porque la contienda se estiró lo muy poquito que quiso el Barça. Otra vez, y la lista sonroja ya incluso a tipos de semblante pétreo, otro parcial adverso de los que no encuentran trinchera donde esconder el cuerpo con extremidades y todo. El 81-41 después de tres cuartos reflejaba la podredumbre de un equipo descompuesto en ambas partes del campo. Con semejantes puntos en contra no hay modo de ganar a nadie. Y con los mencionados a favor, tampoco.

Desde luego que entra en cualquier previsión lógica perder en el Palau frente a la 'pasarela Gaudí'. Un modo personal de referirme a una plantilla, la catalana, que se permite lujos como descartar hombres en cada partido y extender la alfombra sobre el parqué para el desfile de sus lujosos modelos. Pero hay modos distintos de caer entre la dignidad y lo contrario. Nunca sin competir, pecado capital en el que volvió a caer el Baskonia para traers la cuarta paliza conscutiva -la primera fue en El Pireo- en los cuadriláteros del continente tras la espantosa gira rusa, la tunda del Maccabi en Vitoria y los ¡cuarenta! puntos aún calientes de la vergüenza ante del maquillaje final. El que lideraron el recién llegado Peters y un Costello que aprovechó el epílogo para aplicarse colorete en las mejillas.

FC Barcelona

Calathes (9), Laprovittola (11), Hayes (2), Mirotic (25), Sanli (8) -cinco inicial- Davies (11), Martínez (3), Smits (4), Oriola (2), Kuric (8), Jokubaitis (8), Caicedo (2).

93

-

67

Bitci Baskonia

Granger (4), Giedraitis (14), Sedekerskis (2), Enoch (22) –cinco inicial- Peters (4), Baldwin (3), Marinkovic (4), Costello (8), Nnoko (-), Kurucs (2).

No hay manera de adquitir una manta que tape desde el cuello hasta los pies. Dusko Ivanovic incide siempre en la necesidad de sellar votos de amor eterno con la defensa y su rival llevaba 20 acietos de 29 lanzamientos de campo en el descanso para 55 puntos. Pero las carencias en el ataque posicional resultaban tan evidentes que hasta el mismísimo mariscal hubo de reconocer esas taras. Ayer se juntaron, de nuevo, el hambre co las ganas de comer.

La agresividad y el alto nivel físico que impusieron los hombres de Sarunas Jasikevicius dejaron noqueado al cuadro vitoriano sin cumplirse apenas cinco minutos. Los que invirtió Enoch en clamar que sus recursos ofensivos superan a los de Knoko y hasta ahí puedo leer. El carácter intenso que mostraba el Barcelona superó ampliamente a un Baskonia sometido y tantas veces plano esta campaña. El talento inabarcable de Mirotic -tanto abriéndose al arco de tres como aprovechando los cambios automáticos para quedarse dentro con pequeños- se alió con ese Laprovittola que ya sufrió la parroquia alavesa en una Copa con la camiseta del Joventut.

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¿Enfrente? Un pálido holograma tras el fugaz espejismo de salida. La adrenalina desatada local para dificultar las acciones ofensivas de un Baskonia a quien se le complica la circulación con poco devolvió la imagen de acciones individuales e inconexas donde volvió a quemarse Baldwin. Pero no sólo él. También el resto de un perímetro maniatado y con la moral carcomida por segundos que envolvió de paralisis a todo el grupo.

El fútbol concede mucha importancia a los balones divididos y las segundas jugadas. Pues ni esas se procuró el cariacontencido 'equipo' de Dusko, que sintió cómo le arrebataban pelotas de los dedos y tampoco alcanzaban a puntear los tiros ante la celeridad con la que el conjunto oponente cambiaba el cuero de unas manos a otras.

Los escorzos improductvos de Baldwin y los pobrísimos porcentajes de tiro hasta la versión edulcorada del último acto no sólo mostraron en canal las carencias alavesas propias del baloncesto. También el incómodo asunto hurgó en las entrañas de un conjunto lejos del célebre lema que proclama el club. Contraataques de cinco contra uno -cierto que tras una falta sin pitar a Giedriaits-, canasta de Davies despues de que se le escapase la bola... Y adelante todo demasiado lento, anunciado y previsible. Síntomas de una depresión que habrá de purgar el Estrella Roja.

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