Borrar
JESÚS ANDRADE
Épico final para caer en la orilla
Baskonia - CSKA Moscú | Euroliga Jornada 11

Épico final para caer en la orilla

La recuperación del carácter en el último cuarto no le alcanza al Baskonia frente al plantillón de un CSKA que funciona a tirones

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 19 de noviembre 2021, 20:13

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Elijan entre ver la botella medio vacía o llena hasta la mitad. El pesimismo andante inclinará el fiel de la balanza hacia la reposición de las carencias baloncestísticas azules y granates durante demasiados encuentros de esta campaña. Las taras propias del juego que quedaron de nuevo al desnudo tras un primer cuarto descorazonador (8-23). Quienes prefieren contemplar el lado hermoso de la vida repararán en el retorno del 'carácter Baskonia', perdido en aquellas palizas de callejones nocturnos. Anoche, el equipo vitoriano se negó a arrojar la toalla de la rendición desde su esquina del cuadrilátero y durante dos fases (35-38, segundo acto) y 70-74 a poco del final anduvo cerca de reivindicar el poder sanador de la épica.

Bitci Baskoni

(8+18+15+33): Baldwin (18), Granger (12), Giedraitis (11), Sedekerskis (3) y Enoch (14) -cinco inicial-, Lamar Peters (1), Fontecchio (9), Nnoko (3) y Marinkovic (3).

74

-

80

CSKA Moscú

(23+12+19+26): Shved (6), Lundberg (11), Kurbanov (2), Shengelia (15), Voigtmann (16) -cinco inicial-, Bolomboy (2), Ukhov (2), Hackett (-), Antonov (-), Clyburn (16), Milutinov (3) y Grigonis (7)

  • Árbitros: Ilija Belosevic (Serbia), Sreten Radovic (Croacia) y Sergio Silva (Portugal). Eliminaron por faltas personales al local Granger (min.40).

Pero su emotiva reacción tras el 44-59 que incitaba a cerrar la carpeta de la esperanza no le alcanzó para revertir una derrota anunciada a lo largo de casi toda la cita. Ahora resulta muy evidente que el Estrella Roja del martes era el rival idóneo para el cambio de ciclo con el relevo de Ivanovic por Spahija y el deseo de detener la caída. En cuanto llegó a Vitoria el plantillón del CSKA que se permite lujos como sacar desde el banco a tipos como el formidable alero Clyburn regresaron a las mentes las agrias sensaciones de un pretérito cercano.

Retorno a la falta de fluidez en ataque por el mal de las cataratas oculares, el alud de pérdidas y los pobres porcentajes de tiro. Problemas de rango mayor ante un adversario que rotaba el balón para encontrar las mejores opciones con Shved y los tres misiles consecutivos y aéreos de Voigtmann, tal vez picado por el homenaje a Shengelia al que asistió como espectador. Concesiones de Lamar Peters, errores encadenados de Baldwin y la impresión de que también la Europa de la canasta transita a dos velocidades diferentes.

Que este Baskonia tal vez liberado de un yugo no baja los brazos hasta tocar el suelo con las muñecas ya se comprobó tras el primer cuarto. Cierto que el duelo entró en una senda áspera de ver, pero también que el grupo de Neven intenta recuperar señas de una identidad extraviada. Lástima que los empujes renales del cuadro alavés y la segunda reivindicación en tres días de Enoch -la mejor noticia desde el relevo en el banquillo- chocasen con los 'posteos' de Clyburn antes del descanso y la mala noche de los bases azulgranas hasta el descanso. Once pérdidas en veinte minutos y 9 de 34 lanzamientos de campo.

Datos y sensaciones que hace casi nada profetizaban un desastre. No ahora. Verdad que el grupo de Itoudis fue mejor, pero también que funciona a tirones en una campaña donde sus individualidades suenan más que la solidez colectiva. De todos modos, otra cátedra de Clyburn y la cuña de la propia 'ex' madera (Shengelia) parecían situar el muy improbable triunfo vitoriano en el limbo de la imposibilidad absoluta.

Noticia Relacionada

Curiosas transformaciones. El mismo Baskonia que había logrado 41 puntos en treinta minutos metió 33 a lo largo de un último cuarto que debe de obrar como trampolín de las ilusiones futuras. El conjunto de Spahija que se cosía al encuentro con el talento de Enoch y los fogonazos dispersos de sus aleros recuperó al final para la causa a un Granger desnortado hasta entonces y a un Baldwin vuelto del revés en el tramo definitivo.

Vale que la anotación del controvertido base-escolta estadounidense le depara unos números individuales más que decorosos tras muchas fases obtusas. Pero el arrojo de ambos hombres y la negación colectiva a dejarse arrastrar por la corriente proporcionaron un epílogo de emociones que parecían simples ecos del pasado. Ver para creer, que pensaba Santo Tomás. De la cartilla de racionamiento tan reiterada esta campaña al regreso del carácter y el retorno de la rebeldía, dos muestras del ADN azulgrana que parecían perdidas en las dependencias del laboratorio.

Este contenido es exclusivo para suscriptores
Volver al inicio
Actualización disponible

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios