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Baskonia-Maccabi Tel Aviv | Euroliga Jornada 6

Hermosa trituradora azulgrana

El Baskonia roza la perfección ofensiva en otra gran noche europea que corrige y aumenta aquellas veladas de antaño

Ángel Resa

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Viernes, 4 de noviembre 2022

Actualizado 22:06

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Oded Katask siempre tiene cara de chupar un limón. Pero ayer, tras la demolición de su equipo roto en mil pedazos, más parecía estar pasándole la lengua a la amargura entera de un pomelo. Resulta que este Maccabi rehecho desde la raíz hasta la copa para recuperar viejas jerarquías en su continente baloncestístico adoptivo, y segundo clasificado hasta acudir a Vitoria, abandonó el Fernando Buesa Arena como la víctima de un atropello. Con el cuerpo magullado, el alma en carne viva y el ropaje de un harapiento.

Baskonia

Thompson (15), Raieste (7), Giedraitis (13), Hommes (8), Kotsar (18) -quinteto inicial-; Howard (23), Henry (2), Sedekerskis (5), Marinkovic (14), Díez, Costello (9) y Kurucs (2).

116

-

87

Maccabi

Baldwin (13), Brown (20), Hollins, Poythress (8), Nebo (16) -quinteto inicial-; Adams (8), Menco, Sorkin (2), DiBartolomeo (5), Hilliard (3), Cohen (2) y Colson (10).

Al ayer presunto equipo israelí le pasó por encima la hermosa trituradora azulgrana. Un Baskonia que rozó la perfección ofensiva en otra velada inolvidable, de esas que se cuentan a los nietos si estos tienen a bien escucharlas. El cuadro macabeo recibió en el mi nuto 25 los mismos puntos que acepta a regañadientes durante todo un encuentro, se sonrojó con la centena en contra mediado el último cuarto y terminó preguntándose quiénes eran esos tipos vestidos a rayas que no calmaban un ápice su hambre atrasada ni la puntería sobrenatural.

El conjunto, así escrito y remarcado, de Joan Peñarroya va metiendo ya en la carpeta de este curso una cuantas actuaciones estelares. Y a este paso pretende discutir el célebre lema por el que no hay espectáculo mayor que el circo. Pues muy probablemente existe otro que lo supera. Como los partidos del cuadro alavés esta campaña, En el recuerdo reciente, como ejemplos muy significativos, los duelos capitulares ante Partizan, Real Madrid, el de hace unas horas y hasta la derrota plena de dignidad contra el Olympiacos.

Sólo que ayer este grupo construido para correr y tirar, con bastantes hombres a los que se les caen los puntos de las manos, giró otra vuelta la tuerca del desenfreno ofensivo. Por caer en el puntillismo más estricto, al Baskonia de las debilidades interiores sólo cabe achacarle en la visita del Maccabi la carencia de un ogro interior que discuta los rebotes bajo su tablero. El resto de facetas se merece la consideración de matrícula de honor.

Empezando por el técnico catalán y siguiendo a través del repaso muy aprobatorio a la tropa. Al margen de que los tiros entren o no, y salvo el lunar feo de Villeurbanne, no caben dudas acerca de que el bloque vitoriano difunde identidad, estilo propio y ganas de morder a su manera cuanto se ponga por delante. Conocida y famosa es ya su puntería exterior que le aúpa al podio más alto en los porcentajes de tiro. Pero el Baskonia muestra mucho más que una mirilla telescópica limpia para abatir rivales desde la lejanía.

Hubo repertorio variado. Claro que los triples acudieron a la cita como cabe aguardar en este lote de pistoleros. Y a semejante arma de destrucción masiva se unió el bloqueo y continuación –un clásico a estas alturas– del excelente Thompson con el rematador Kotsar, la actividad inicial de Hommes, el afán vertical del polifacético Giedraitis, la rehabilitación plena de Marinkovic, la actividad inicial de Hommes, el carácter gladiador de Costello y...

... Y Howard. Capítulo aparte para este tipo menudo, y menudo tipo, porque encarna el factor diferencial. Claro que este personaje tan religioso juega en ventaja, vive aliado con Dios. Y genera la impresión de que su Ser Supremo no le abandona sobre la cancha. Triples de circo de tres pistas ignorando el sentimiento de la piedad con los adversarios. Baloncesto callejero, de botes en ziz-zag y bajos, basket de efervescencia inmediata, de impacto súbito. El trilero que levanta los cubilotes pata engañar sobre el lugar de la bolita.

No queda otro remedio que dedicar un párrafo al fenómeno. Pero siempre que no oculte la enorme aportación de todos sus compañeros remando por el bien común. Este Baskonia tan divertido va, además, muy en serio. Y ha recompuesto en poco más de un mes los jirones de hace un año.

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