Borrar
Baskonia-Zalgiris Kaunas | Euroliga Jornada 9: directo y crónica.
Baskonia-Zalgiris Kaunas | Euroliga Jornada 9

Las fieras embestidas del carnero

El ardor defensivo después del descanso catapulta a un Baskonia que termina por gustarse en su retorno a la senda del triunfo

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Miércoles, 23 de noviembre 2022

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Era la noche indicada para el propósito de enmienda después de pecar, por omisión, en Manresa. Aunque en realidad, la labor redentora del Baskonia consigo mismo debía de extenderse más atrás en el tiempo. Antes de caer sin atenuantes que valgan en el Nou Congost, el equipo azulgrana venía de batallar de verdad, pero sin éxito, frente a todo un aspirante continental como el Mónaco. Y, previamente, de ceder también al término de una actuación muy mejorable en Atenas. Para encontrar el último triunfo vitoriano había que remontarse a aquel empate resuelto después de la espuela contra el Betis.

Cazoo Baskonia

Thompson (19), Howard (3), Sedekerskis (3), Díez (-) y Kotsar (6) -cinco inicial-, Henry (15), Rokas Giedraitis (9), Marinkovic (14), Hommes (5) y Costello (19).

93

-

73

Zalgiris Kaunas

Evans (17), Butkevicius (7), Ulanovas (18), Smits (2) y Hayes (4) -cinco inicial-, Lekavicius (1), Brazdeikis (10), Birutis (2), Dimsa (11), Dovydas Giedraitis (-) y Cavanaugh (1).

  • Parciales. 21-20, 21-24, 22-14 y 29-15.

  • Árbitros. Los colegiados Borys Ryzhyk (UKR), Sasa Pukl (SLO) y Maxime Boubert (FRA). No hubo eliminados.

  • Incidencias. Partido correspondiente a la novena jornada de la Euroliga. Se disputó en el Buesa Arena ante 7.834 espectadores.

Tres derrotas consecutivas para un grupo que antes cabalgaba a su alegre y dinámico ritmo. Además, el conjunto vitoriano necesitaba volver a sonreír entre semana después de otros tantos desplazamientos sucesivos sin nada de botín europeo. Una inquietud relativa que, en principio, no contribuía a despejar la presencia del Zalgiris. El modélico club lituano que transpira baloncesto ya no acepta esta campaña el papel de asignatura 'maría', pese a que -como su adversario alavés- sólo contaba una muesca viajera en Europa.

Y así abandonó el Fernando Buesa Arena el cuadro de Kaunas. La rotunda y vigorosa rehabilitación azulgrana acabó arrollando a un adversario que infundió miedo real hasta poco después de reanudarse el partido. Un triple de Evans (43-49, minuto 22) devolvía entonces el recuerdo de las cadenas que arrastran los fantasmas indeseables. Si ya el duelo viajaba sobre raíles peligrosos e inciertos para la causa azulgrana, esa ventajita visitante requería de un golpe sólido sobre la mesa.

Y vaya si el Baskonia dejó una marca profunda encima de la madera. Alguien debió de tocar la corneta imaginaria que coloca a todos los componentes de un grupo en disposición de emprender las hostilidades deportivas. Hasta entonces, los discípulos de Joan Peñarroya habían mostrado más deseo que acierto en las labores de contención. Pero bajo el liderazgo de un Sedekerskis que invocó la importancia del físico y el ardor en el afán de proteger sus dominios, el conjunto vitoriano fue incomodando progresivamente a un Zalgiris de turbias intenciones antes para los intereses alaveses.

Toda una insurrección local que acabó por ahogar al bloque báltico. El Baskonia entendió que alcanzar el placer definitivo depende en buena medida del sufrimiento previo. Y así vivió la velada el conjunto vitoriano, entre el temor de no retornar a la senda medio olvidada de los triunfos y una reacción sobresaliente. Al tiempo que crecía, menguaba un adversario acogotado por la fiereza de un carnero que encontraba presa en cada embestida.

El levantamiento tan necesario partió de atrás para recuperar sensaciones gozosas adelante que parecían un asunto del pretérito. El técnico catalán apostó por los dos bases juntos durante el segundo tiempo -sólido Thompson, a más y reconociéndose Henry-, acompañados de un Costello estelar por avaricia bien entendida, producción frente al aro contrario y el compromiso que le falta. Una fórmula con variantes -buenas aportaciones de Marinkovic y el bien reaparecido Hommes- con la que el bloque de Betoño rememoró esos comienzos de la campaña en los que atropellaba con alegría y a partir del empeño.

Lo escrito. Queda la impresión de que para disfrutar al final hay que padecer antes. Lógico en un torneo de la exigencia de esta Euroliga salvaje. Porque el Baskonia masticó hasta el descanso sin pasar bien la comida. Irreprochable la actitud inicial del equipo alavés, aleccionado para nublar la vista del base Evans mediante continuos 'dos contra uno' casi en la mitad del campo. Pero incapaz de sujetar a Ulanovas, la viga maestra lituana que castigaba a sus pares (Sedekerskis y Díez) y sostenía el entramado visitante. Demasiadas canastas relativamente sencillas del Zalgiria ante un rival con más voluntad que acierto.

La primera irrupción de Henry y Costello antes de concluir el primer cuarto dotó al bloque vitoriano de la energía necesaria para mantener el pulso toda la noche. Pero un clásico ya en la cartelera azulgrana, las concesiones en el rebote defensivo, alimentaban las esperanzas bálticas a la vez que extendías las dudas enfrente. Y así, sin el dominio del tablero propio, cuesta inyectar a los encuentros el ritmo vivo que el Baskonai requiere.

Hasta que el severo manotazo sobre la mesa tras el descanso recuperó la esencia del baloncesto azulgrana. Disposición plena atrás para acabar gustándose adelante mediante esa facilidad para animar la caja registradora y abri esas brechas tan dolorosas para los oponentes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores
Volver al inicio
Actualización disponible

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios