El canto de un euro, de puro estrecho, rueda de forma inestable hasta caer y mostrar entonces la cara o la cruz de la moneda. Es la delgada línea que separó anteayer el triunfo de la posible derrota. Y la victoria por lo que ocupa un suspiro de aire (79-80) procura al Baskonia dos bolas tenísticas de partido para adentrarse en las semifinales de
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