Baskonia 76 - 88 Gran Canaria

En caso de emergencia, siempre Sedekerskis

La baja de Rogkavopoulos ha dejado al internacional lituano como el único alero de la plantilla junto a Raieste. El estonio volvió a ser titular, pero su minuto y medio en el tercer cuarto provocó la primera gran bronca del técnico montenegrino en su cuarta etapa en Vitoria. Tiró la pizarra, el boli y lo cambió durante el tiempo muerto en el que la ACB ahondará durante la semana en su habitual sección de 'sonidos en los banquillos'. El capitán se quedaba como único baluarte en la posición y el montenegrino le concedió la segunda parte al completo. 20 minutazos que se suman a los 14 de la primera mitad.

Existe desde hace varios duelos en el Buesa Arena la cámara de 'El Rey León'. Consiste en levantar a los niños cuando se proyecta su imagen en el videomarcador. Al más puro estilo Mufasa enseñando a Simba. Dusko Ivanovic parece hacer algo parecido, en sentido figurado, con Tadas Sedekerskis. El de Bijelo Polje fue el único entrenador que confió en el lituano, cuando parecía ya que no iba a poder rendir a este nivel, y en su vuelta, quiere seguir con su evolución. Casi siempre más como ala-pívot que como alero pese a que los contratiempos físicos de la plantilla motivan a lo contrario.

Ivanovic dispuso ayer de diez jugadores, pero Dani Díez y, sorprendemente, Kotsar no jugaron ningún minuto en la segunda mitad por decisión técnica. Al entrenador azulgrana le gusta más Costello. Parece preferir alguien que da palmas para pedir el balón que aquel que, como el estonio, sonríe con resignación cuando encadena un par de fallos inusuales bajo canasta. Chiozza aún le tiene que convencer y el tiempo de Moneke estuvo restringido a cinco minutos por cuarto. Así, quedaron Costello, que jugó íntegra la segunda mitad, Sedekerskis, Howard, Marinkovic y McIntyre, este último a tiempo completo en el último cuarto. Un quinteto pequeño y con cambios constantes en defensa sobre los que Brussino, Slaughter y Salvó supieron sacar rédito a su superioridad. En la cuarta etapa de Ivanovic hay otras cosas que no cambian: la grada está de uñas con los árbitros y pide bemoles cuando el marcador está muy cuesta arriba y ve peligrar el pase a la Copa.