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Gran Canaria-Baskonia | Liga Endesa: directo y crónica

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Gran Canaria-Baskonia | Liga Endesa Jornada 11

La orquesta sinfónica de Zurbano (68-96)

El Baskonia firma un primer tiempo antológico en el que cose la defensa y borda el ataque con otra locura de Howard

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Domingo, 11 de diciembre 2022

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Al Baskonia se le planteaban dos preguntas serias que requerían respuestas contundentes. Y las despachó a botepronto, firme el tono, sin dejar que el entrevistador acabase siquiera de formularlas. La primera guardaba relación directa con su capacidad en entredicho de resolver partidos fuera del hogar. Y, además, en un recinto de difícil acceso, donde sólo el Tenerife había impuesto sus argumentos al calor del derbi canario. La otra, la duda sobre la opción de extender o no la racha de cuatro palizas consecutivas entre los frentes doméstico y continental junto a los humedales de Salburua. Donde se ahogaron Girona, Murcia, Milán y Bayern.

CB Gran Canaria

AJ Slaughter (8), Brussino (-), Albicy (1), Shurna (7) y Diop (6) -equipo inicial-; López de la Torre (8), Balcerowski (7), Bassas (3), Salvó (4), Benite (11) Mutaf (5) e Inglis (8).

68

-

96

Cazoo Baskonia

Sedekerskis (14), Thompson (5), Kotsar (7), Hommes (5) y Kurucs (6) -equipo inicial-; Howard (34), Henry (8), Díez (6), Enoch (4), Raieste (-), Giedraitis (5) y Costello (2).

  • PARCIALES. 9-20, 15-33, 22-25 Y 22-18.

  • ÁRBITROS. Juan Carlos García González, Alberto Sánchez Sixto y Alberto Baena. Los colegiados eliminaron por personales al azulgrana Enoch.

  • INCIDENCIAS. Partido correspondiente a la 11ª jornada de la Liga Endesa. Se disputó en el Gran Canaria Arena ante 5.019 espectadores.

Pues sí y también. De manera rápida y en formato de test. El conjunto azulgrana, que no perdía un duelo de ACB desde aquella fea tarde en Manresa y otro europeo en el Palau, resolvió las incógnitas de un modo inequívoco y con voz de trueno. El cuadro de Joan Peñarroya descargó toda el agua que puede verter una tormenta hermosa en un primer tiempo imperial. Veinte minutos, alarguemos el festival de los sentidos hasta el 31 (46-80), en los que bordó la defensa y cosió el ataque. Leído y remirado el marcador parece tarea fácil, pero todo el mérito ha de anotarse en la columna del Baskonia.

Los números sonaban a premio gordo de Navidad. Imaginen un décimo 2453 y separen las cifras en tandas de dos para hallar el resultado del intermedio. Thompson, de nuevo, agitó la partitura delante de sus músicos para que todo el grupo interpretase música como lo haría una orquesta sinfónica. La de Zurbano, pongamos que se establezca entre la localidad de las casonas blasonadas y el polígono industrial de Betoño, donde el bloque vitoriano podría disponer de una nave para su taller de orfebrería. Ni un falsete en media hora tan aplastante como armónica. Ya con el compromiso en el desguace autorizó el Baskonia el lucimiento individual de Benite y la irrupción del joven De la Torre. Anécdotas dentro de una obra redonda firmada por esa orquesta tan bien afinada que admite solos de extrema categoría. Como en esos conciertos en los que el público entregado agradece los punteos del guitarrista o los mandobles del batería. Así que, comprobada la licencia para sobresalir dentro de la excelencia general, Howard pidió permiso con el que deleitar a la parroquia azulgrana que lo seguía a través del televisor y hasta a la grancanaria, rendida en forma de ovación a su verdugo celestial. Un hombre a quien en las veladas de trance sólo cabe contener mediante una camisa de fuerza y el ingreso en el frenopático.

Ya antes de la exhibición memorable de un Howard renacido a lo grande tras unas semanas en la trastienda, el Baskonia había exhibido carácter, determinación, avaricia deportiva, inteligencia y buen baloncesto. Colapsó la zona ante un rival que luce un poderoso juego interior y selló ataques de pura seda con un espléndido relevo de bases. Al Thompson desbrozador de caminos le tomó el relevo un Henry otra vez enorme. Timoneles como puntas de lanza en ataques dinámicos, precisos y certeros. De nuevo con el triple como arma de destrucción, pero de venenos diversos.

Canastas en transición, como consecuencia de la verticalidad en las penetraciones, tirando tabiques en las puertas atrás, misiles... Un vendaval estético y letal que encontraba la réplica del espejo al otro lado de la cancha. Porque si meritorios eran los 53 puntos a favor en dos cuartos, no se quedaba a la zaga el trabajo atrás para dejar en 24 a un grupo, el de Jaka Lakovic, que presume con motivos de dos arietes del poste bajo: el joven Khalifa Diop y el 'ex-Bilbao' Inglis, el único que quiso agrietar las ejemplares contenciones alavesas durante un primer cuarto (9-20) que ya anticipaba otra tunda.

La quinta consecutiva que procura este Baskonia que recobró en Gran Canaria el don de ganar como visitante. En la isla acaba de interpretar la música bella de toda una orquesta sinfónica con la propina de Markus, asombroso jugador de dardos.

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