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Definitivamente Howard circula por un carril especial, ajeno a la mala noche en el tiro exterior de sus compañeros. El Baskonia célebre por abatir todos los botellines de la feria con su mirilla de precisión quirúrgica se pasó la velada sin rozar un palillo de la barraca desde la larga distancia. Bueno, no todo el equipo. Porque Markus va por libre y aporta su inabarcable talento ofensivo al servicio del grupo. Después de un primer tiempo azulgrana de tantas luces como sombras o, incluso, con más penumbra que claridad, pidió la palabra el compulsivo anotador.
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A quien, por cierto, le da igual que se la concedan o nieguen. Ante defensas individuales soplándole la cabellera, en zona o de 'caja y uno' con un tipo mirándole fijamente a los ojos, el menudo escolta decidió que el Granada no debía de creer en el triunfo más allá de veinticinco minutos (51-58). Howard inició otro de esos festivales suyos tan particulares para situar ayer a cada contendiente donde manda la clasificación. En alianza con Costello, el pívot que cerró un rebote muy amenazado por el local Niang, y de un Díez pletórico, el cuadro alavés abrió la sima para sellar el asombroso logro de la docena. Doce victorias consecutivas -se escribe pronto- entre los frentes doméstico y continental que, además, le franquean de manera holgada el acceso a la Copa. Pasaporte sellado a tres jornadas de concluir la primera vuelta.
Granada
Renfroe (15), Christian Díaz (14), Bropleh (14), Tomás (8), Niang (11) -cinco inicial- Vilá (2), Costa (9), Jacobo Díaz (4), Todorovic (7)
84
-
95
Baskonia
Henry (10), Marinkovic (4), Díez (12), Raiesti (7), Enoch (10) -cinco inicial- Howard (32), Sedekersis (6), Costello (14), Kurucs (0)
Parciales 20-25, 18-16, 20-30 y 26-24
Árbitros Luis Miguel Castillo, Rafael Serrano y Vicente Martínez. Sin eliminados.
Incidencias Partido correspondiente a la jornada 14 de la Liga Endesa disputado en el Palacio de los Deportes de Granada ante 5.270 espectadores.
Verdad que Granada acogía un duelo desigual entre bloques de trayectorias opuestas, la eufórica de uno y la depresiva del otro por sus cinco derrotas encadenadas. Y, sin embargo, hubo de aguardar hasta ese momento en el que Markus revienta y no para para adjudicarse otra muesca más en una barra de bar ya desgastada por los éxitos vitorianos.
Con nueve basta
Acertar un quinteto inicial de Joan Peñarroya tiene más mérito que clavar un pleno quinielístico, asunto que habla bien de la flexibilidad del técnico y de la amplitud de la plantilla con la incorporación sobrevenida de Henry. Claro que prescindir de Thompson, Giedraitis y Kotsar equivalía a otorgar demasiadas concesiones a un Granada en apuros. Cabe recordar en este sentido que la última derrota liguera del Baskonia, allá por el remoto 20 de noviembre, quedó datada en la casa de un Manresa aún más necesitado entonces. Y que el equipo vitoriano, todo un líder de la Euroliga por enormes méritos propios y capaz de abatir con su honda al mismísimo Goliat, también puede caer ante cualquiera si no se emplea al máximo de sus prestaciones.
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El conjunto alavés se movió hasta el descanso en un equilibrio inestable. Frente a un adversario bastante más que digno pese a su delicada situación clasificatoria, el Baskonia permitió que el primer tiempo transcurriese con la mínima distancia social que trajo la pandemia. Fiándose, tal vez, en que llegaría esa inercia triunfal que le mantiene invicto de un mes y medio a esta parte. Pérdidas, agujeros defensivos, escasa atención al rebote bajo el aro propio y un balance mejorable. Sí, hasta que Howard lideró la escueta nómina de nueve hombres capaces de sellar la asombrosa docena.
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