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Primer chequeo al nuevo Baskonia

Primer chequeo al nuevo Baskonia

El Baskonia inicia el curso con la incógnita de saber cuál será su nota final. De momento, se ha visto quién es el líder: Bourousis. Se echaba en falta esa figura en el Laboral Kutxa

juanjo brizuela

Lunes, 19 de octubre 2015, 23:27

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Ese momento en el que giras con firmeza el pomo para abrir la puerta a un nuevo curso tiene siempre un sentimiento doble, de ilusión y de nerviosismo. Es como cuando íbamos al colegio de pequeños. Por un lado, la ilusión por ver de nuevo a tus compañeros de clase e iniciar el desafío de avanzar juntos un año más en formación y rendimiento. Y, por otro, los nervios por descubrir a los nuevos que se incorporan al grupo, alumnos o profesores. Como todos los nuevos cursos, éste será exigente: hay que aprender lo nuevo, superarse día tras día y, cómo no, ir pasando con nota cada una de las pruebas que los profesores y el centro irán exigiendo.

Un equipo de baloncesto se asemeja mucho a la clase de un colegio. Año tras año hay un grupo, un profesor, una nota en forma de rendimiento y objetivos y también es clave la preparación diaria para pasar cada prueba a la que te enfrentas semana tras semana. Este Laboral Kutxa Baskonia 2015-16 tiene ante sí un nuevo reto. El éxito o fracaso se evaluará en la medida en que el grupo sea bueno, en que progrese y que sea capaz de enfrentarse a cualquier prueba. Debe saber además que sin el esfuerzo diario el curso será difícil, porque no hay más recetas: esfuerzo individual y que el profesor sea capaz de sacar el máximo rendimiento del grupo, desde la diversidad de las piezas y la complementariedad de todas ellas. El entorno, en este caso los rivales, también estudian, aprietan, trabajan, pero del trabajo inteligente y creativo del profesor saldrá la posibilidad de 'competir' en un mundo donde la competencia y competitividad crece año tras año.

El inicio de curso del Baskonia tiene un punto a favor: el grupo es estable respecto a la temporada pasada. Tuvieron que conocerse, respetarse y aceptarse el año pasado. Esa enseñanza les vino obligada por las circunstancias de una clase en la que entraban y salían compañeros con demasiada frecuencia. Tuvieron que adaptarse a la inestabilidad y de eso seguro que aprendieron mucho y que les servirá para este nuevo año. Adams, James, Causeur, Hanga, los hermanos Diop, Tillie y Shengelia siguen del año pasado. Y entran nuevos compañeros que complementan el grupo. Juventud y experiencia al mismo tiempo, Blazic y Planinic y Corbacho y Bourousis, respectivamente; alternativas exteriores e interiores para equilibrar una plantilla que deberá acoplarse sin pausa, entreno a entreno, pero sobre todo partido a partido.

Si algo ha caracterizado al proyecto Baskonia en su historia reciente es su apuesta por un entrenador, por un profesor, con firme personalidad para alinear las características de los jugadores a su disposición con la ambición por llegar lo más arriba posible en cada competición. Perasovic entra en esta clase como un profesor lo suficientemente experimentado tras pasar por otros grupos al menos igual de exigentes en el pasado: Cibona, Efes, Valencia y la selección de su país, Croacia, han perfilado un entrenador que vuelve a Vitoria-Gasteiz con un claro objetivo: pulir al máximo el joven talento que atesora el grupo, con una mezcla de veteranía y experiencia, para estar al menos con opciones de éxito en cualquiera de las competiciones que se juegue. Trabajo, método, intensidad, lectura del juego y personalidad. Ante todo personalidad, algo que en estos últimos años se ha echado en falta en las canchas por donde pasaba Baskonia.

Como buen profesor deberá lograr dos cosas a priori: una, que cada jugador progrese individualmente siendo mejor jugador después de cada lección. Y ser mejor jugador supone aprender a tomar las decisiones correctas en cada momento, para el beneficio del grupo. La bisoñez, no tanto por la edad sino por el nivel de exigencia de una plaza como Vitoria-Gasteiz, hizo en el pasado que el equipo no diera el nivel que se le presuponía. La otra, como buen croata, será interpretar el juego con una serie de normas sencillas pero firmes en su ejecución: defensa agresiva, rebote, correr cuando sea necesario, equilibrio en el campo y escoger la mejor opción de ataque en función de cada posesión. Normas sencillas pero difíciles de ejecutar correctamente. Lo bueno de Perasovic es que estas normas las ha transmitido allá por donde ha tratado de liderar un grupo y eso siempre es positivo.

Como todos los grupos de personas, la diversidad es fuente de riqueza y también de gestión de roles. Después de estos partidos iniciales, cabe destacar la figura del líder en el campo, el 'delegado de clase', ese jugador que con su presencia se gana el respeto hacia dentro del equipo y hacia fuera, en los rivales. Casi a última hora, Bourousis ha llegado en silencio y ha hecho lo que como buen griego cabría esperar: hablar en el campo, servir de ejemplo a los jóvenes, predicar con su experiencia mientras está en la cancha y servir de referencia interior al grupo cuando el equipo lo necesite. Se echaba en falta esta figura en un proyecto Baskonia desde hace años. Un jugador donde se inicien los ataques: desde el poste bajo hacia fuera, para a partir de ahí generar las ventajas que su presencia generaba en el campo. Bourousis, competitivo y experimentado, permite además cerrar espacios en defensa, tratar de dominar el rebote defensivo y explorar en ataque las virtudes de un juego interior completo: jugar de espaldas desde el bote, jugar de cara incluso desde 6,75 y la virtud del pase para cambiar la orientación del juego. A día de hoy, si su físico se lo permite un lujo para este equipo, una amenaza para los rivales.

Las primeras pruebas

Las primeras pruebas del equipo en este inicio de curso se han pasado con un aprobado alto. Más allá de las victorias y derrotas, lo importante es saber dónde están los límites, dónde las fortalezas y dónde ha de trabajar más el equipo día tras día. Cuando se limitan las pérdidas y el rebote defensivo se controla, el equipo es capaz de competir muy bien. Limitar las pérdidas viene motivado por la paciencia del equipo en buscar el último pase para el mejor tiro y en interpretar cuándo se debe correr y cuándo se debe buscar la pausa. Los bases, Adams y James, son los protagonistas en este caso. Ambos jugadores, creativos e imprevisibles, aprenderán seguro este año a contemporizar cuándo explotar su creatividad y cuándo servir al equipo en las mejores condiciones. De momento podemos ver un Adams más pausado y un James más eléctrico, ideal para cambiar el tempo en los partidos.

La fortaleza del grupo es su versatilidad. En los últimos partidos, 10 jugadores han pisado el campo antes de finalizar el primer cuarto. Y el equipo ha mostrado diferentes estructuras en los quintetos que afianza esta característica: se ha jugado con dos bases al mismo tiempo, con dos cincos (Diop y Bourousis), con dos exteriores pequeños en los puestos 2 y 3 (Causeur y Blazic), con Hanga de 2, de 3 e incluso de 4, etc. Esto demuestra que se dispone de jugadores completos, capaces de hacer de todo y bien, pero por otro lado, sin la excelencia de una característica en concreto, que sea lo que quizá haga determinar una victoria hacia nuestro lado. Causeur, Hanga y Blazic tienen ante sí un reto: ser aún más peligrosos frente al rival en ataque y mitigar su físico en defensa ante jugadores posiblemente más potentes físicamente que ellos.

Corbacho es quizá el más especialista de ellos, un tirador puro, que debe acostumbrarse a una camiseta con historia y a una exigente prueba día tras día. Shengelia, Kangur de forma temporal, y Tillie deben progresar aún más para ser decisivos en ambas partes del campo. Un 4 versátil, dinámico con capacidad de tiro y verticalidad en el campo. Planinic, Diop y Bourousis han de esforzarse por dominar la faceta más débil en la pasada temporada: el rebote. Porque este equipo necesita del rebote para poder disfrutar corriendo en el campo. Aunque la estructura inicial de temporada ha acabado con otras piezas (sin Anousike y con el relevo temporal de Planinic por Kangur), la llegada de Bourousis provoca el doble efecto de la experiencia por un lado y la apuesta por la madurez en calidad de minutos para Diop.

Ahora sólo queda que clase tras clase, partido tras partido, este grupo se afiance y se convenza de que el trabajo diario en defensa, en el rebote, en la lectura paciente de los momentos de rapidez y pausa, hagan que mejore la competitividad de un equipo, que como todo curso que se inicia, quiere llegar a lo más alto en cada momento importante de la temporada.

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