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Iñigo Miñón
Lunes, 28 de diciembre 2015, 01:01
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Decía Velimir Perasovic antes del partido ante el Fuenlabrada que quería más «regularidad de jugadores importantes». Se refería concretamente a Fabien Causeur, fundamental en San Sebastián, más apagado ayer. Pero apuntaba también a otros focos relevantes que deben acompañar la continuidad de Giannis Bourousis. A Darius Adams, por ejemplo, que, de menos a más, volvió a sus números de anotación después de dos partidos estancado. Y a Tornike Shengelia. El georgiano es, por aptitudes y características, uno de los hombres fuertes. Y ayer lo demostró en un arranque de partido tan espectacular que debe elevar su nivel de exigencia.
Igualó su mejor valoración de la temporada, los 29 que firmó en la derrota ante el Tenerife, pero esta vez sirvió para ayudar al equipo a ganar. Fue el artífice indudable del primer despegue baskonista. 16 puntos en un primer cuarto para enmarcar (29-14). Imparable para la defensa visitante, que no pudo frenar en ningún momento el versátil arsenal de recursos del cuatro baskonista. Triples, contraataques, poste bajo... 7 canastas de 11 intentos en tiros de dos, 2 de 3 desde la línea de 6,75 metros y tres tiros libres sin fallo. Más seis rebotes, dos recuperaciones.
Un «plus» para el juego vitoriano. Fue la palabra que utilizó Velimir Perasovic cuando se refirió al acierto exterior de Shengelia tras el triunfo ante el Cedevita, cuando anotó cuatro triples. «Es normal que tenga altibajos tras una larga ausencia, pero llegará su mejor momento», dijo entonces el entrenador croata. Ayer se acercó a su mejor versión en esa exhibición inicial, aunque después perdiera protagonismo con el paso de los minutos. La versión que se le debe pedir a un talentoso ala-pívot que puede hacer mucho daño por su velocidad y tendencia a abrirse hacia posiciones perimetrales.
Ayer se gustó. Se sentía muy cómodo en el rol de líder ofensivo del equipo. Incluso se pasó en algún momento. Como ese en el que pecó de exceso de individualismo cuando, en un contraataque en el que Causeur estaba debajo de la canasta, optó por apurar él su jugada personal sin pasar al francés. El capitán tiró de galones para recriminárselo. Sin mucho disimulo. Una bronca en medio del partido que el georgiano acató con un amago de explicación que no pareció convencer al galo. Una anécdota, en cualquier caso, ya que después compartieron posición en el banquillo, chocaron las manos en cada buena acción y se levantaron del suelo cuando tocó.
Tope de Bourousis
Cuestión de jerarquía. Aunque en este sentido nadie puede dudar del liderazgo que ejerce Giannis Bourousis en este Laboral Kutxa. Un pívot que anota, reparte, rebotea y es imparable para muchos de sus pares en la Liga ACB. Ayer recibió ocho faltas. Pero ni por esas. 33 de valoración para el griego, su tope de la temporada en la Liga ACB -en Euroliga hizo 44 en el triunfo ante el Olympiacos-. Fundamental otra vez para gobernar el partido con mano dura. Casi dictadura, en su caso particular, durante muchos minutos del encuentro.
Es esa regularidad, la que luce el griego, que solo ha bajado de 17 su valoración en cuatro de los 23 partidos disputados, la que pide Perasovic a sus jugadores importantes. Como Causeur. Como Shengelia, cuya esperanzadora exhibición de ayer debe tener continuidad.
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