Borrar
Los jugadores del Baskonia celebran la victoria.
Un arranque a la potencia adecuada

Un arranque a la potencia adecuada

El Baskonia domina al Gran Canaria en el arranque de la serie de cuartos de final con la solidez defensiva como gran refugio para equilibrar su racheada producción en ataque

Carlos Pérez de Arrilucea

Sábado, 20 de mayo 2017, 18:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Consciente de su obligación, con el peso del favoritismo y la ventaja de campo a cuestas, siempre traicionera en una eliminatoria de formato corto. Con toda esta carga sobre los hombros, el Baskonia respiró hondo y se zambulló en el play off de cuartos contra el Gran Canaria con una convicción plena y un marcado grado de solidez para ganarse a pulso una primera ventaja que sabe a gloria. El triunfo traslada toda la presión a los insulares en el duelo del próximo jueves en su propio feudo.

Fue el arranque deseado. No solo por el resultado positivo sino también por la sensación de dominio del rival que transmitió el conjunto azulgrana a lo largo de gran parte del encuentro. Aparte de la canasta con la que Pablo Aguilar inició el encuentro, ni una sola ventaja más en el marcador pudo acreditar el Gran Canaria. Sometido de principio a fin, sin poder sacar provecho de una versión azulgrana discreta en lo ofensivo en comparación con sus registros habituales a lo largo de la temporada. El Baskonia no fue esa productora de puntos que termina por obligar a su rival de dejarse llevar por un trepidante ritmo de posesiones ofensivas y lanzamientos. Sin embargo, los vitorianos tomaron el camino más correcto para aclimatarse a la atmósfera de los play off, durante todo es más tenso, la adrenalina escala varios grados y queda porción del parqué se convierte en un campo minado. No se atisbó a un Baskonia pletórico y virtuoso, pero sí a un equipo serio y compacto; con el rostro endurecido y dispuesto a gastar litros de sudor y dedicación en el trabajo defensivo. Creció desde atrás, a través de la energía febril de un Adam Hanga que brilló a la altura de todos los galardones individuales que está cosechando en el tramo final de curso. También elevó su sombra amenazadora ante un Gran Canaria un tanto agarrotado a través de los febriles trances de Toko Shengelia, la capacidad intimidatoria de Ilimane Diop e incluso la fe arrolladora en el rebote ofensivo de Tadas Sedekerskis en los minutos de que dispuso en la primera parte.

Espíritu guerrero

Ricky Ledo debutó y apenas pasó de anécdota, aunque algún destello dejó para hacerse una idea de lo que lo que puede aportar en los próximos encuentros. Incluso Johannes Voigtmann se contagió de ese espíritu guerrero y resistente que guió siempre al Baskonia durante los momentos de mayor ceguera en ataque, que hubo unos cuantos. La voz ofensiva de los azulgranas no pudo alcanzar las notas más agudas durante los primeros tres cuartos, cuando la acumulación de pérdidas y los bajos porcentajes en el lanzamiento triple mantuvieron las ventajas sin demasiadas variaciones y dieron esperanza a un Gran Canaria que tampoco encontró nunca el momento de inspiración óptimo.

No lo hallaron los insulares por meritos propios del Baskonia. Entre la bruma ofensiva, las rachas de lanzamientos errados y las pérdidas, siempre hubo un rebote que cerrar de manera contundente o una línea de pase que segar. Fueron virtudes que aceleraron el pulso vitoriano en la transición y que supusieron un manto protector contra el desacierto.

Los azulgranas marcaron la pauta del duelo desde un primer cuarto en el que la velocidad de Hanga y la irrupción de Shengelia ayudaron a poner tierra de por medio con un 17-7 al cierre de los diez minutos iniciales. Fue el margen en el que se supo mover el conjunto vitoriano durante el resto del encuentro. Su intensidadc defensiva apenas descayó más allá de ciertos descuidos en las postrimerías del segundo capítulo, que permitieron al Gran Canaria acercarse un tanto con un 34-28 al descanso. Lejos de entrar en un peligroso estado de nervios, el Baskonia destiló firmez y capacidad para candar su propia parcela durante un tercer cuarto de sequía anotadora por parte de ambos equipos y cerrado con un triple de Albert Oliver (46-38).

Ni puede ni quiere el Baskonia negar su esencia ofensiva y al fin encontró la luz del aro rival en un último cuarto de liberación plena. El pulso triplista recobró vida con un primer acierto de Nicolás Laprovittola, seguido por otro de Johannes Voigtmann. La vehemencia de sus protestas le costó una técnica a Luis Casimiro, pero el Baskonia estaba lanzado, mucho más cómodo después de una racha devastadora de 7 puntos consecutivos de un Adam Hanga en estado de gracia (61-47, minuto 34). El duelo ya no se le podía escapar a una escuadra azulgrana que hundió el puñal sin misericordia alguna. Primer triunfo que queda en casa y una primera oportunidad para liquidar la serie por la via rápida en el feudo insular.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios