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Domingo, 24 de octubre 2021, 19:53
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Catorce minutos le estaban bastando al
Sólo así cabe entender que rozase el triunfo con la yema de los dedos. Pero la moneda mostró la cruz, tan propia de un centro académico que enarbola la bandera del catolicismo. Un triple de Marinkovic adelantaba al cuadro vitoriano (76-77) y una conexión entre los dos mejores hombres del mariscal ayer (Granger, en su línea, Costello encendiendo la traca tras el descanso) parecían justificar el ajustadísimo '2' en la quiniela (78-79). Pero la postrera canasta de Lima varió a última hora el signo de la apuesta. En realidad, la parte por el todo que evidenció -y no suena a novedad el asunto- la superioridad de la batería interior -en esta oportundad pimentonera- sobre la alavesa. Un 'déjà vu' o el capítulo siguiente de una obra ya conocida.
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Cuando alguien enciende una hoguera conoce el peligro de las quemaduras. Las que padeció, y van unas cuantas veces esta temporada, el Baskonia por su peligrosa insistencia en perder balones que alimentan el número de posesiones rivales. De hecho, el conjunto que adiestra el 'ex' Sito Alonso dispuso de ¡dieciocho! lanzamientos a canasta de más durante un duelo dedidido por un mísero punto en el filo de una navaja cortante. La que provocó una hemorragia que a nada estuvieron de evitar el base uruguayo y el renacido 'cuatro y medio' de pasaporte costamarfileño, el interior que salvó sus muebles y trató de velar por los del equipo entero.
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De haber vuelto a Vitoria con un triunfo antes de emprender la gira rusa de esta semana hubiésemos apuntado al marcador como la mejor noticia de un compromiso con veinte cesiones de balón visitantes y nada menos que setenta tiros de campo locales. El bloque de Dusko Ivanovic, que alterna actuaciones convincentes como la del Mónaco con deberes a medio hacer, purga todavía la falta de esos automatismos que procuran solidez y peso específico al ataque. Acabará metiendo puntos porque en su plantilla hay jugadores a quienes se les caen de los bolsillos del chándal, pero el grupo aún busca esa enjundia colectiva que no le obligue a remar tanto en contra del oleaje embravecido. Igual que el Baskonia pudo ganar en Murcia, cayó al término de una persecución agotadora. A remolque del talento de los exteriores Taylor y Davis en las penetraciones y de la solidez interior que capitanea Lima, vencedor del pulso ante un Knoko sometido.
Cerca estuvo de valer al Baskonia ese gen competitivo que le impide agachar la cerviz ante nadie. Y, sin embargo, no le alcanzó con otra muestra de liderazgo a cargo de Granger -nutriente de compañeros y autor de algunas canastas inverosimiles tras conducir a sus pares al poste bajo- o la certeza de que hay un jugador de calidad en el cuerpo de Costello.
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Conscientes somos de que en cuarenta minutos de baloncesto caben vuelcos y virajes, pero sucumbir de salida ante el dinámico ataque de los 'católicos' puede concluir con una visita al confesionario. En fin, que el equipo azulgrana vuelve a Europa y los vuelos internacionales se le dan, de momento, mejor que los domésticos.
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