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Zalgiris - Baskonia | Euroliga Jornada 13

Ni siquiera en la casa del colista

El Baskonia acentúa su carácter inofensivo como forastero para descolgarse prematuramente de la utopía europea

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Jueves, 2 de diciembre 2021, 18:38

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Pues tampoco ante el último de la fila. El Baskonia ni siquiera logra apuntarse una muesca sobre el parqué del mausoleo lituano, el caliente pabellón del colista continental. Pocas oportunidades dispondrá más propicias para profanar un templo esta temporada como la visita a un Zalgiris de mayor voluntad y venerable historia que capacidades deportivas hoy en día. Es verdad que la mirilla telescópica de Granger -y hasta la de Lamar Peters, que no metía un tiro en el aro virtual e inmenso del mar Báltico- pintaron un esbozo de victoria en el tramo decisivo. O que el error bajo la canasta de Fontecchio tras robar la pelota en la presión desesperada de última hora también acercó un tanto el hipotético triunfo a la capital alavesa.

Y, sin embargo, de nada sirve hacerse trampas al solitario. Poco ayuda centrar el discurso en el 'esta vez casi sí' cuando el equipo azulgrana vuelve a mostrar sus problemas estructurales en la construcción del edificio. De nuevo, y van unas cuantas noches durante esta campaña con el sabor amargo del pomelo, este grupo con dos meses y medio ya de vida oficial enseñó demasiadas costuras sin rematar. Puede parecer que los 72 puntos del Zalgiris hablan de una buena defensa vitoriana. Pero de qué valen los autoengaños. Con empate a 63 tras dos triples sucesivos de Granger, el bloque local encomendado a un excelente Lekavicius en cuanto a reparto y productividad propia anotó con una facilidad inaudita cuando se define el resultado de un encuentro.

¿Del ataque me preguntan? Mal, por desgracia. El Baskonia acudía a Lituania portando en una bolsa de mano sus setenta míseros puntos por velada y regresa con aún dos números menos. Dolor de pies. Y eso que anotó 22 en el último cuarto, el tanteador triunfal de la pelota vasca. ¿Cómo? Más bien a 'bases' de riñonadas individuales por la valentía innata del uruguayo y la bendita 'inconsciencia' de su compañero a los mandos en ese quinteto (sumen Giedraitis, Fontecchio y Enoch) con el que Neven Spahija trató de invertir la tendencia derrotista de una campaña peor que la diseñada por el ojo malo de un tuerto.

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Habrán reparado en las identidades del bloque que alineó el técnico croata para retornar a la carretera después de sentir en el culo el frío del quitamiedos (58-49, minuto 34). ¿Les falta alguien convocado desde el verano a la trascendencia? Seguro que han caído a la primera en la falta de Baldwin, decepcionante una noche más en sus facetas de base circunstancial y escolta fallón en el tiro. Tampoco su despertar del tercer cuarto (cinco puntos casi de tacada) lo rescató para la causa azulgrana, perdido de nuevo entre batallas contra el mundo y ceños fruncidos.

No se trata de apuntar todos los males del cuadro alavés en la columna individual del 'debe' que lleva en andas el exterior estadounidense porque las responsabilidades andan tan repartidas como el gordo de Navidad. Pero algo de síntomas sobre el enfriamiento general se vieron en el cambio (minuto 33) que envió al cuarto de la saga al banquillo para incorporar a Lamar Peters . Que cada cual extraiga sus conclusiones sobre las esperanzas estivales y la realidad actual del plantel. Ya, que los 'cuatros' siguen en el botiquín. Pero sus lesiones no lo cubren todo.

Una lástima porque el primer cuarto incitaba a escribir sobre los renovados ánimos que insufla Enoch en la alicaída parroquia azulgrana. Le invadía a uno el deseo de pedir que saliese humo blanco por la chimenea de Betoño para anunciar que 'habemus pívot' a falta de Papa. El 'cinco' de pasaporte armenio, muy destacado durante las últimas citas europeas, firmó ayer un primer cuarto para enmarcarlo en pan de oro. Once puntos y cuatro rebotes en nueve minutos de monarquía absoluta, talento ofensivo -otro asunto es atrás-, gráciles movimientos de pies y estupenda conexión con Granger. Pero qué poco dura la alegría en la mente del cronista.

Sí, porque el todavía por hacer conjunto vitoriano surfeó con sus escasas armas actuales un duelo extraño a ratos, feo otros y emocionante al final con la ya rumiada caída de la tostada por la vertiente de la mantequilla. Mareas bajas, altas luego, de desplome más tarde y resurrecciones sin rúbrica y capitulación final.

Primeros de diciembre y este tren con traqueteo se descuelga prematuramente de la locomotora europea por las propias carencias. Aquí y allá, pero sobre todo lejos de Zurbano, donde acentúa su carácter inofensivo. Triunfo liguero en Valencia hace diez semanas y otro pidiendo la hora en casa del Alba. Botín que cabe en una maleta de cabina.

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